El rostro del cambio climático

¿En mi ciudad puede pasar lo mismo que ocurre en Monterrey sobre el grave desabasto de agua potable?
Esa es la pregunta que millones de ciudadanos se hacen en este momento en todo el país.
Y la respuesta es desoladora: en algún momento pasará.

De acuerdo con el Diagnóstico del Problema del Agua en México, elaborado por la Comisión de Recursos Hidráulico de la Cámara de Diputados, el 10 por ciento de la población en el país, 12.6 millones de personas, carece de red de agua potable y el abasto suficiente para cubrir sus necesidades.

Lo ocurrido en la zona metropolitana de Monterrey es solo un reflejo de lo que se vive en casi todo el territorio nacional: ausencia de políticas de desarrollo urbano sustentables y la crisis de los sistemas operadores de agua potable y saneamiento, aunado a un abandono histórico del subsector.

Se estima, según datos del diagnóstico presentado en febrero de este año, que “el 99 por ciento de los municipios tiene a los organismos responsables de la administración del agua en una quiebra técnica, financiera y administrativa”, lo que se traduce en la incapacidad de “ampliar redes de agua potable, redes de alcantarillado, tanques elevados, sistemas de monitoreo de la calidad del agua y sistemas de potabilización”.

Para colmo, solo 42 por ciento del agua residual recibe algún tipo de tratamiento, lo que ha derivado en que 87 por ciento de las fuentes de agua (cuencas, lagunas, lagos, lagunas, entre otros) estén contaminadas.

Desde la ANEAS hemos insistido sobre el grave problema que enfrentamos por la ausencia de políticas públicas sustentables, la imposición de una normatividad imposible de cumplir y el nulo apoyo de las autoridades estatales, sobre todo congresos locales, para fortalecer las capacidades y herramientas para los organismos.

No se trata de incrementar las tarifas de cobro –que son solo una parte del problema– sino de dotar a nuestros organismos de los elementos básicos para poder cumplir con su encomienda. Por ejemplo, la ley no considera el servicio civil de carrera que pondría freno a los constantes cambios en los sistemas operadores municipales y estatales, además de permitir que los planes a mediano y largo plazo se cumplan a cabalidad redundando en el beneficio de millones de mexicanos.

Para este año, la Organización de las Naciones Unidas decidió que el Día Mundial del Agua estaría enfocado a las aguas subterráneas, lo que lleva a una revisión de todas las alternativas, condiciones, mecanismos, mejores prácticas e inversiones que se realizan en esta materia.

Allí, México tampoco enfrenta una realidad halagüeña. Actualmente, el país está dividido en 653 acuíferos, que representan un total de 92.3 kilómetros cúbicos de recarga. De ese volumen, el 30 por ciento que se extrae sirve para abastecer las actividades de más de 2 millones de hectáreas de cultivo, el 70 por ciento de la demanda de centros urbanos –que involucra a unos 60 millones de personas–, así como el 90 por ciento de la industria y el consumo de 20 millones de personas en áreas rurales.
Debido a que la mitad del territorio nacional es árido o semiárido, el agua subterránea es la principal fuente de abastecimiento, lo que complica su situación y acrecienta el estrés hídrico.

Pero, el crecimiento acelerado de México, al considerarse un país en vías de desarrollo, provocó una fuerte presión en la demanda del recurso y creó un peligroso desbalance en la extracción, al grado de que, de 653 acuíferos identificados, unos 245 no tienen disponibilidad y 105 tienen una condición crítica por su sobreexplotación, según datos de la Conagua.

Así pues, la sobreexplotación de las aguas subterráneas, la carestía de agua potable, regulaciones que rebasan la capacidad técnica y financiera de los organismos para cumplirlas y la ausencia de políticas de desarrollo sustentable, han derivado en el llamado de sectores especializados y especialistas a tomar cartas inmediatamente.

En la ANEAS nos queda clara nuestra responsabilidad, por lo que hemos puesto en marcha una serie de acciones tendientes a fortalecer a nuestros socios en sus áreas técnicas y fiscales, así como la implementación de esquemas administrativos vanguardistas que los ayuden a estar acorde de los nuevos tiempos.

La realidad del agua en México nos preocupa, pero también nos ocupa. No nos quedaremos con los brazos cruzados, ya que está en juego el presente y futuro de nuestros hijos y familias, así como de millones de mexicanos.

Hoy preferimos asumir una visión condensada en la máxima de que dónde existe un problema, la ANEAS ve una oportunidad para crecer, desarrollarse y trascender.

Ing. Arturo Jesús Palma Carro

Presidente del Consejo Directivo de ANEAS

 

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