La cultura Hídrica

Un factor fundamental en la gestión integral del agua urbana

Por: Dra. Verónica Romero Servín
Subdirectora de Gestión de la ANEAS 

Se afirma que la participación social en la Gestión Integral de Agua Urbana es una condición indispensable para la sostenibilidad de los organismos operadores. Pero resulta también relevante el alcance de las propuestas que orientan la transformación conductual con respecto a la racionalidad en el uso del agua, acciones que han estado acotadas a la modificación en los hábitos de consumo doméstico, omitiendo otros grupos de interés como el gubernamental y el empresarial.

La cultura hídrica debe ir más allá, debe en principio ofrecer información centrada en una visión de sistema que permita generar opinión pública razonada, que tienda a provocar la convicción en las opiniones y actitudes de todos los actores. 

La cultura hídrica es una disciplina pluridimensional; en ella confluyen aspectos sociales, culturales, políticos y económicos.  La gestión de esta área en los Organismos Operadores -por tanto- tiene implicaciones que van más allá del mero acto de comunicación y difusión, agregan valor a la gestión integral del agua urbana tanto en lo institucional como en lo social. Las estrategias de promoción de ideas y comportamientos orientados a un uso responsable del recurso (consumo-pago), deben sustentarse en un enfoque holístico y sinérgico, que sume y multiplique los esfuerzos de una manera estructurada y fundada en los hechos y contexto actual. Ello implica identificar e involucrar a todos los actores:

1. Organismos operadores

2. Gobierno

3. Empresas

4. Medios de comunicación

5. Sociedad

6. ONG’s

Desafortunadamente, hasta hoy las estrategias de promoción de la también llamada Cultura del Agua, se han enfocado en la sociedad, concretamente en los usuarios domésticos, gran parte de las campañas de comunicación social se dirigen a los niños –partiendo de la premisa de que son grupos muy receptivos, que se interesan por el medio ambiente y que absorben fácilmente los conocimientos-, y esta no es una mala idea; no obstante, existen otros grupos de interés como los adultos, que ya tienen arraigados comportamientos y hábitos que no son co0ngruentes con la realidad del entorno, la necesidad de optimizar el uso del recurso. Debemos hablar de consumo responsable no sólo en el sentido de utilizar menos agua, debemos incorporar el asunto del pago oportuno, del re-uso de líquido y de la protección de las fuentes de origen del agua, desde la perspectiva medioambiental.

Bajo este enfoque, debemos involucrar a todos los stakeholders y diseñar planes integrales de comunicación dirigidos a los diversos grupos de interés, así, podrían desarrollarse acciones dirigidas hacia el cumplimiento del mismo objetivo, pero con distintas acciones; a continuación, se proponen tácticas específicas para los distintos actores:

1. Organismos operadores. Uno de los principales problemas es pensar que las áreas de Cultura del agua son las únicas responsables de las acciones al respecto, sin embargo, debe involucrarse a todo el personal; se debe partir de una estrategia de comunicación interna para que todos los integrantes del organismo Operador, trabajen bajo la misma premisa: la cultura del agua es una forma de vida, no es sólo un área que forma parte de la estructura organizacional.

2. Gobierno. Sin duda, una de las grandes lagunas en el manejo de las estrategias de cultura del agua tiene que ver con la participación (mejor dicho falta de participación) de los tres órdenes de gobierno, pues la falta de interés en el tema por parte de la clase política provoca que no se asignen presupuesto a dichas tareas y, incluso se muestre desdén hacia las actividades realizadas por los departamentos de Comunicación social y Cultura del agua.

3. Empresas: Este es un sector con el que podemos acercarnos y lograr grandes avances; por ejemplo, buscar acuerdos con cadenas hoteleras para promover programas de consumo responsable, como invitar a sus clientes a reducir el consumo de agua al solicitar que no se laven todos los días las toallas; además de proponerles, por ejemplo, cambiar los dispositivos de los sanitarios con mecanismos ahorradores de agua.

4. Medios de comunicación: El poder de persuasión de los medios de comunicación es por todos conocido, sin embargo, los conductores o reporteros suelen tener escasa o nula información respecto a los programas de Cultura del Agua; cuando el tema hídrico es abordado, regularmente es con un enfoque amarillista, se exalta la sequía o las inundaciones. Incluso cuando se cubre un evento de promoción de nuevos valores y usos respecto al agua, se le da un tono político y se resalta la presencia de autoridades y se desvirtúa el objetivo (por ejemplo, en los eventos en los que se da a conocer una nueva campaña social para consumo responsable).

5. Sociedad: este es el segmento de comunicación más explotado, sólo que como ya mencionamos, casi siempre enfocado en los niños, visitando escuelas y haciendo piezas de comunicación de carácter lúdico; la propuesta aquí es dirigirnos a los adultos, a aquellas personas que venimos arrastrando malos hábitos y que requerimos un acmbio de ideas, comportamientos y hábitos. Por ejemplo, es sabido que el mayor consumo del líquido se da en los hogares, por tanto, las amas de casa son un sector muy importante por atender; las mujeres utilizan el agua para el aseo de la casa, para lavar verduras y tienen a demás mucha influencia sobre los demás miembros de la familia. Son el pilar en la educación y socialización de los hijos, por tanto, es un miembro de la familia y la sociedad con alto potencial para promover el cambio de actitudes.

6. ONG’s. En la actualidad han proliferado las Organizaciones No Gubernamentales, instituciones que –sin fines de lucro- trabajan por causas sociales y suelen tener presupuesto para tales fine. Una de las líneas de acción de estas organizaciones es la medioambiental. Por ello, sería muy útil para los organismos operadores buscar alianzas estratégicas con estos actores, pues podrían apoyarles con recursos financieros y materiales para desarrollar las estrategias de mercadotecnia y comunicación social; porque una de las grandes debilidades de las áreas de cultura del agua es la falta de presupuesto.

Como hemos visto, el reto de ampliar las acciones con los distintos actores involucrados en la promoción de la Cultura del Agua es arduo y complejo, pero posible; lo importante es tener una visión amplia e incluyente, arriesgarse a hablarle a otros grupos de interés que hasta el momento no han sido abordados; buscar estrategias y tácticas específicas para la problemática y necesidades de cada grupo de comunicación. La Gestión Integral del Agua implica atender estos diversos grupos, por tanto, las estrategias de promoción de nuevas ideas, valores y comportamientos debe incluir también a todos estos stakeholders.

208 Views
Scroll to top
Close